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jueves, 29 de enero de 2015

Detalles religiosos

Se ha escrito mucho acerca de la intervención del Estado en distintos ámbitos: en lo económico, desde el libre-mercado capitalista hasta el intervencionismo comunista, pasando por la economía mixta de los socialismos actuales; en lo social, en cambio, son las personas quienes individualmente generan opiniones sobre conflictos, a menudo religiosos, dejando de lado las ideologías para convertirse por una vez en simples individuos.

La raíz de estos conflictos no es otra que la finalidad de un Estado: asumamos, pues, que estas grandes asociaciones de naciones buscan en muchas casos protección exterior. Por tanto, los Estados son creados por los individuos para evitar verse demasiado solos, es decir, por miedo. Habiendo creado entes tan grandes y complejos, que abarcan tal cantidad de terreno y, lo que es más importante, de personas, éstos deben mediar en conflictos internos sin atender en cierto modo a culturas y religiones que, por muy tradicionales que sean, general conflictos irresolubles.

En el caso de las religiones, que son, al fin y al cabo, creencias tan respetables como infundadas, los detalles marcan la diferencia: desde un denigrante velo hasta un machista hábito. Los pequeños detalles determinan la imagen, y esta apariencia genera inevitablemente prejuicios. Pensemos, entonces, en lo que percibe un niño al ver a una mujer tapada de pies a cabeza, escondida tras la muralla del miedo, si, al preguntar a su madre, ésta justifica el comportamiento de la mujer en cuestión. Está claro: interpretará que ciertos motivos son sagrados y justifican el trato de inferioridad hacia el sexo femenino. Objetivo logrado.

Tolerar ciertos comportamientos y actitudes extremistas e irrespetuosas, ya sea por parte de un Estado como institución o de personas con criterio propio, es tan despreciable como las actitudes en sí. Quizá sea el momento de agachar la cabeza y asumir nuestra culpa, porque el miedo a lo externo que oprime a las mujeres religiosas es el mismo que nos juntó en Estados, y nosotros tan sólo mostramos absoluta indiferencia.

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