Me resulta inevitable indignarme, preguntarme qué clase de personaje
considera que esa pregunta refleja los conocimientos sobre un Estado por parte
de un extranjero, o peor aún, por qué el extranjero en cuestión sabe la
respuesta a tal idiotez. Claro está que no es un tema sencillo: al fin y al
cabo, el deber del juez no es hacer preguntas que considere apropiadas sino
simplemente realistas, y quizá en ese país de pandereta sea más fácil saber el
nombre de Belén Esteban que el siglo en que vivieron Calderón de la Barca, Lope
de Vega o Miguel de Cervantes.
Ese es el problema de raíz: que esas preguntas sean
importantes en este país, o por extensión, que Telecinco sea la cadena más
vista y Gran Hermano VIP acapare la atención de millones de televidentes con
muy poco respeto por sí mismos. Celebremos, pues, la fiesta de la incultura y
la superficialidad al tiempo que ignoramos la intrascendencia de nuestros
escritores, pintores, cineastas y músicos. Dejémonos llevar por la basura que
la televisión nos ofrece (total, como es gratis) sin parar a cuestionarnos qué
vemos y sobre todo por qué lo hacemos.
Hay lugar para la esperanza. España es un país de cultura
lleno de incultos sin interés. Interés por aprender, por saber un poco de todo
y mucho de unas pocas cosas. Solo hace falta inspirarlo desde la educación, y
que ésta sea abierta, general siempre y particular en pocos casos. Como dice
César Bona, candidato español al "Nobel" de los profesores, permitir
que la curiosidad y la creatividad entren en las aulas y que los niños se
acostumbren a preguntarse por qué, bajo qué condiciones y quién dice eso, o por
qué no, qué tontería es esa y por qué hace falta cumplirla. Solo mediante la
curiosidad podremos incentivar el estudio como aprendizaje y no como
memorización, que no solo se aprenda sino que se aprehenda y que los "esto
para qué sirve" desaparezcan de una vez, para que el futuro de este país
sepa ver que la cultura es general y nunca particular.
El objetivo debe ser adquirir conocimientos superficiales de
muchos campos: historia, filosofía y política en lo humanístico; pintura, tauromaquia
-nos guste o no, es historia de España-, cine e historia del arte en lo
artístico, y cómo no, el culmen de la cultura y la herramienta para
transmitirla: la literatura. Mientras los colegios no formen en estos aspectos
estarán alejados del mundo real y no inspirarán interés: tan solo serán centros
de cultura llenos de incultos.
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